Cuando vi las fotos de Eliana no la
reconocí. Tenía tantos moretones en el rostro que era imposible poder
distinguir sus rasgos. Pude identificarla en aquellas imágenes en las que salía
sonriente con su hija. Tal vez estuvo en alguna de mis clases. Lo extraño,
cuando eres profesor, es pensar que una de tus estudiantes es víctima de
violencia física y psicológica por su pareja.
El caso de Eliana copó las redes y los
medios de comunicación. Ella -que aún no se recupera de las secuelas- comenta
sobre su relación de años con Raúl. La constante eran los celos. Le prohibía
ponerse vestidos cortos, faldas, blusas descotadas. No le gustaba que
compartiera con sus amigas, ni con su familia. Criticaba a su mamá y procuraba
que todo el tiempo se lo dedicara a él.
Cuando le preguntan si tuvo indicios de
maltrato de su novio, respira, traga saliva, y cuenta que cuando se alteraba y
le reclamaba por situación, le daba cachetadas y le decía que jamás encontraría
una persona que la quisiera como él, que se preocupara como él. Afirmaba
amarla, pero su amor le provocaba miedo y dolor.
Un día Eliana recibió una propuesta para
actuar en un video de una banda de rock. Pretendía ser una crítica al maltrato
intrafamiliar. En el corto, ella tenía que simular ser la pareja de otra
persona. Le pidió permiso a Raúl para participar. Él estuvo de acuerdo, pero
cuando vio el proyecto final, donde su novia estaba muy cerca de otro hombre
estalló.
La golpeó brutalmente, hasta casi matarla.
De no ser por los amigos y vecinos, Eliana no viviría para contarlo. Después de
hacer viral el episodio, y de las denuncias, Raúl recibió dos meses de cárcel.
Esa es la pena en Ecuador -donde seis de cada diez mujeres son maltratadas-
para un agresor, para un potencial asesino.
Roque Rivas Zambrano
***
No hay comentarios:
Publicar un comentario