viernes, 16 de agosto de 2019

¿En quién confiar?


Regresaba a su casa después de una fiesta. Era de madrugada y, en las calles de su barrio Azcapotzalco, ubicado en el norte de Ciudad de México, reinaba el silencio. A pocas cuadras de llegar fue interceptada por una patrulla de policías. Se apresuró a tocar el timbre de la primera vivienda que encontró.

Los uniformados ofrecieron acercarla a su domicilio. Tenía 17 años y fue violada por cuatro oficiales en el interior del auto. Es lo que relató cuando, junto a sus familiares, presentó la denuncia el 3 de agosto de 2019.

Cinco días después, en la misma ciudad, en el Museo Archivo de la Fotografía, un agente de la Policía Bancaria e Industrial fue detenido por abusar sexualmente de una chica de 16 años, en uno de los baños del edificio.

El 10 de julio, cuando aún no se reportaban los casos descritos, dos policías violaron a una mujer de 27 años en situación de calle. La encontraron inhalando “activo” y le dijeron que la presentarían ante el Ministerio Público. Después de subirla a la parte trasera de la patrulla, condujeron hasta un hotel, en el que -sin registrarse, ni pagar- la violaron. Uno de los culpables es procesado por el delito flagrante; el otro, está prófugo de la justicia. 

Lo que tienen en común estas historias es que fueron perpetradas por “profesionales” encargados de velar por la integridad y seguridad de las personas. Este hecho, que ha causado conmoción en México, desató de protestas bajo la consigna: “No me cuidan, me violan”.

Mientras la impunidad hace su parte, los titulares se concentran en hablar sobre cómo las activistas “pintaron” de morado a Jesús Orta, titular de la Secretaría de Seguridad mexicana, apuntando que se trata de un acto de “provocación” a una autoridad que lo único que intentaba era “dialogar con la prensa”.

Roque Rivas Zambrano


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Forbes. Activistas lanzaron brillantina color morado a Jesús Orta, titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de Ciudad de México como protesta por el aumento de casos de policías acusados de violación contra mujeres en la capital.

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Un concurso con dosis del periodismo real

Un grupo de alumnos de la Universidad Católica graba la opinión de un artista sobre un tema urbano-social (Nelson Tubay-Expreso).

Expreso. Los alumnos de la Católica están en la fase de investigación y reportería. La experiencia les anticipa lo que será su profesión. Estaban haciendo una tarea estudiantil, pero no en el aula de clases ni en sus casas. Un grupo de alumnos de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG) armaba sus cámaras y preguntas para entrevistar a uno de los artistas que participan en una exposición de arte visual urbano, en uno de los salones del Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC), en el Malecón 2000. “No es la primera vez que lo hacemos, pero este es el ejercicio más completo que hemos hecho de periodismo, porque hemos tenido que salir a grabar, a tomar fotos, a hacer reportería, investigar, escribir los textos y todo esto viéndolo de una manera en que la gente no se aburra”, explica Leonardo Gualdo, uno de los integrantes.


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