sábado, 7 de marzo de 2020

Puntos para esbozar un periodismo feminista

Montserrat Pérez, Revista Crítica. ¿Qué es el periodismo feminista? Hace poco me lo preguntó alguien cuando le platicaba un poco de lo que hacía. Le comenté que era diferente a otros abordajes periodísticos en diferentes sentidos: contenidos, elaboración, análisis, inclusive el uso de imágenes y demás. Sin embargo, pienso que es algo que a veces no se termina de entender. Periodismo es periodismo, ¿no? O, periodismo feminista es agregarle perspectiva de género, ¿no? La respuesta a ambas preguntas es NO. Si bien la práctica del periodismo implica una base común entre quienes lo practican (esto en teoría, claro), hay diferencias muy claras, empezando porque el periodismo feminista no tiene miedo en declararse así: feminista.


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El Desconcierto. Abogamos para que se le dé voz al movimiento feminista dentro de todas las demandas que hoy se están poniendo en la agenda pública, en la que siguen siendo los hombres los principales voceros y expertos con una limitada visión de país y sociedad. Chile necesita avanzar en medios no sexistas, en una democracia plena a través de una nueva Constitución que garantice el derecho a la comunicación, la libertad de expresión, de información y de prensa.

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Por Ana V. Clavel, Eme.equis. La colaboración de Ana Clavel sobre la marcha y el paro: “Y esto es, señoras y señores, lo que estamos cosechando ahora: mujeres rebeldes, dispuestas a todo por defenderse y hacer valer derechos tan elementales como el de la vida”.

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Desde los orígenes del movimiento feminista en el siglo XVIII hasta la actualidad, parece que hay una tendencia por separar los intereses y preocupaciones de sus integrantes, como si las demandas de las primeras generaciones de feministas hubieran quedado superadas o si la producción teórica del pasado fuera obsoleta para entender las problemáticas actuales. Interesados en descubrir cuáles son los puntos de encuentro entre las diferentes generaciones de feministas, les preguntamos a cuatro académicas que se han dedicado a los estudios de género por aquellas lecturas que han orientado sus reflexiones, por los ecos que resuenan entre las diferentes generaciones de feministas, por las diferencias y similitudes que perciben entre la teoría y la práctica del feminismo y por las preocupaciones esenciales para sus generaciones. Sus testimonios arrojan luz sobre las ideas compartidas que inspiran a los feminismos y, a la vez, sobre las luchas que siguen pendientes.

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El Comercio. Cientos de mujeres y activistas se reunieron este sábado 8 de marzo del 2020 en la avenida 10 de Agosto, sector del parque El Ejido, en el norte de Quito, para participar en la marcha #8M que conmemora el Día Internacional de la Mujer. 

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La presidente de la Junta Departamental, Carla Correa, la intendente Carmen Tort y la jefa del regimiento de Caballería, la Teniente Coronel Lorena Cardozo.

Guillermo Pellegrino, Infobae. Este domingo en Cerro Largo, departamento del noreste de Uruguay, se celebrará el día de la mujer de una manera muy especial. ¿Por qué? Porque por estos días, como en ningún otro lugar de la región, las mujeres coinciden en cargos de alta jerarquía, en los que se toman decisiones trascendentes para la sociedad. Se podría decir que Cerro Largo se ha convertido hoy en un matriarcado. 

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Otro Periodismo. “Seguimos teniendo un sistema/estructura profundamente patriarcal y misógino”. Esta es una de las conclusiones que se extraen de ‘Aquelarre. La emancipación de las mujeres en la cultura de masas.

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José Manuel Rodríguez. Más de la mitad de las profesionales preguntadas por la Federación Internacional de Periodistas (IFJ) ha declarado un empeoramiento en términos de desigualdad respecto a sus compañeros varones durante la cobertura de la crisis del COVID-19. Los problemas para conciliar vida laboral y personal, especialmente durante los episodios de confinamiento, han aumentado el estrés de muchas de ellas.

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Anuncios tóxicos…


Hace poco, al barrio en el que vivo, todos le llamaban ‘Venesolanda’. Esta populosa vecindad, con cerca de 130 mil habitantes, fue uno de los sitios en los que se refugió una cantidad considerable de migrantes, que vino al país en búsqueda de una mejor situación. Se volvió común, entonces, verlos jugando baloncesto en ‘el laberinto’; vendiendo arepas en carritos improvisados; cambiando el ‘look’ de mujeres y hombres en ‘Barber shops’, mientras bailaban ritmos tropicales; o apropiarse de la palabra ‘veci’, como un símbolo de pertenencia a este lugar que los había adoptado y que empezaban a considerar suyo.

Sintieron que encajaban, que todo les era familiar. Es lógico, Solanda es un barrio ocupado por migrantes desde el inicio de su historia. Pero esto cambió en medio de las protestas de octubre de 2019 cuando, entre rumores y declaraciones oficiales del Presidente, emergió un caos en el que entre las consignas se filtró aquella de “expulsar a todo aquel que no sea de aquí”.

A la vecindad la inundó esa ola de odio y los habitantes culparon a los extranjeros de todas sus desgracias: desempleo, inseguridad, desunión y más. La situación se volvió insostenible para familias que tenían negocios o a sus hijos en colegios del lugar. Recibieron amenazas, fueron atacados e incluso desalojados. Los estragos sobreviven y se expresan de formas sutiles, pero no menos escalofriantes.

En estos días, mi hija Natalia Rivas, me mostró una fotografía de un anuncio en la ventana de una vivienda del sector, cuyo segundo piso está desocupado. El mensaje, escrito con marcador negro sobre un cartón, dice: “Se arrienda. No mascotas. No extranjeros”. Los sociólogos dirían que este anuncio es parte de esas narrativas tóxicas que corren de boca en boca, en las redes sociales e, incluso, en medios que, con un abordaje inadecuado de la información, refuerzan la xenofobia y el miedo al otro.

Roque Rivas Zambrano


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