sábado, 11 de junio de 2016

Desnudar a un ídolo


El 3 de junio, el mundo se conmovió con la muerte del boxeador estadounidense Muhammad Ali, quien se destacó en su disciplina y se constituyó en un referente para su generación en temas políticos y en las luchas sociales a favor de los afroamericanos y del islam.

Tras su deceso, a los 74 años, en Phoenix (Arizona), los medios y las redes sociales se inundaron de noticias sobre él. Titulares como ‘El señor del cuadrilátero’, ‘Ali: el rey del mundo’, ‘Muhammad Ali se jugó por otros’ o ‘Muhammad Alí, un superhéroe de verdad’, dibujaron un ser que era, como escribió John Carlin, en El País, “una especie de magia, una esquizofrenia consciente, una energía tan ambigua como potente, y arrolladoramente seductora”.

Los mensajes que sus fans difundieron dan cuenta de su espíritu luchador e invencible. Expresiones como: “no te rindas, sufre ahora y vive el resto de tu vida como un campeón” fueron fuente de inspiración para quienes siguieron de cerca su carrera que terminó en 56 victorias, 37 de ellas por nocaut.

Entre todas estas reconstrucciones del héroe, circula la entrevista de la periodista italiana Oriana Fallaci en 1966. A través de la descripción, y de la transcripción de las respuestas, Fallaci desnuda al ídolo y muestra su lado oscuro, calificándolo como: “el símbolo de todo lo que se necesita eliminar: el odio, la arrogancia, el fanatismo que no conoce barreras geográficas”.

En lo poco que duró su conversación, Ali eructó varias veces y lanzó el micrófono sobre su interlocutora. Habló de su superioridad, de la decencia que deben tener las mujeres al vestir y de su amor a Elijah Muhammad, líder de los musulmanes negros. La entrevista lo deja en evidencia, lo vuelve humano. Al leer el texto la imagen del ídolo se descompone.

Roque Rivas Zambrano
roque@lahora.com.ec
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