domingo, 28 de agosto de 2022

Un premio de periodismo para los seres humanos tras las páginas

 
En 2021 más de 200 niños fueron reportados con desnutrición aguda en Cartagena y más de 3.000 con desnutrición crónica, según el ICBF.//Foto: Óscar Díaz Acosta. El Universal. 

El Universal. Cada tanto, la redacción se llena de los pequeños estudiantes que trae el Programa Prensa Escuela y que tienen tres cosas en común: la mirada brillante y acuciosa de quien se muere de ganas por conocer el mundo, el mágico estupor tras contemplar nuestra rotativa y una pregunta: ¿Cómo hacen los periodistas para conseguir tantísimas noticias, para contar todas -léase: toooodas- esas historias? Pues bien, muchas veces nos reportan los hechos noticiosos por teléfono, por WhatsApp o cualquier otra red social, pero otras tantas las historias comienzan desde nuestra humanidad, porque los periodistas somos eso: seres humanos que decidieron no cerrar los ojos ante una realidad dura, dolorosa, injusta y tantas veces cruel realidad que nadie quisiera ver, pero que existe y que necesita ser contada, ojalá, para que algún día cambie.


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Esmeraldas, la provincia que se refugia en el silencio

 
Imagen referencial de una cobertura noticiosa en Esmeraldas. Foto: Manuel Gonzales.

 Periodistas sin Candenas. Desde marzo de 2018, cuando fueron secuestrados los integrantes del equipo periodístico de El Comercio, hasta la fecha, no ha habido acción alguna que impida que el narcotráfico, la minería y la tala ilegales, la trata de personas y la violencia se apoderen de esta zona fronteriza de Ecuador. Pero a estos males se suman las acciones de las autoridades locales que pagan a periodistas de distintos medios para que elaboren piezas publicitarias que les favorezcan, disfrazadas de periodismo. En Esmeraldas nadie quiere dar la cara para decir lo que pasa. Hacerlo puede costar la vida. Decir la verdad se ha convertido en algo imposible en esta provincia del noroccidente de Ecuador sumida en la pobreza y el abandono históricos.


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Luis Mariño, un guerrero de la vida

 
Luis Mariño, fotógrafo.

Leonardo Parrini, La Palabra Abierta. No lo conocí personalmente, pero enterarme de las circunstancias de la muerte del fotógrafo Luis Mariño, me ha conmovido hasta el tuétano. Siempre la pérdida de un ser humano como Luis, un profesional de la imagen, es una funesta derrota. Un cáncer terminal que lo martirizó desde 2020, terminó con su vida a los 42 años en la plenitud de su trabajo creador como fotógrafo. Desde entonces sobrevivía sin estómago, luego de una gastrectomía tras detectarle un tumor que, como toda excrecencia maligna, resultó incurable.


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