miércoles, 23 de octubre de 2019

Jason Stallman: ‘Hay un ímpetu para llevar el periodismo a otros horizontes’

Jason Stallman, en la Fundación Telefónica de Madrid (El País).

El País. Jason Stallman no ha salido de The New York Times en 17 años, y sin embargo ahora se ve produciendo un programa de televisión. Tras el éxito mundial de The Daily, un podcast diario de noticias producido en la redacción neoyorquina, el periódico ha decidido continuar experimentando con The Weekly, esta vez un programa semanal de reportajes.


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Levantamiento popular: Todos los descontentos y todas las rebeldías

Movilización indígena, paro nacional y levantamiento popular victorioso

“Zánganos”, dijo el Presidente Lenin Moreno al referirse a quienes protestaban contra el paquetazo del “gobierno de todos”, que castigaba a la inmensa mayoría para defender los intereses del 1% más rico de la población:  las cincuenta familias dueñas del país, que los 365 días del año deciden los precios de los huevos, de la leche y el pan, de la sal y del azúcar, de los salarios y el transporte público, de las tasas de interés bancaria y de las aspirinas... De todo.

Y nubes de “zánganos” llegaron hasta Quito en los primeros días de octubre. Indios, peones rurales, campesinos pobres, obreros de la construcción, pequeños comerciantes, migrantes, mujeres, niños y niñas, adultos y adultos mayores llegaron de la sierra norte y central, de la sierra sur, de la costa y de la selva amazónica; desde los altos páramos y los pequeños pueblos, de las fincas rurales y las ciudades de provincia.  Caminaron decenas de kilómetros, se movilizaron en camiones, camionetas y buses, desafiando todos los obstáculos y recibiendo a su paso la solidaridad del resto del pueblo. 

Y en Quito se juntaron con los obreros fabriles, los artesanos y trabajadores de servicios, con empleados públicos y con desempleados; con maestros, profesores universitarios, laboratoristas e investigadores, colegiales y colegialas, universitarios de la Central, de la Politécnica Nacional y  de universidades privadas y estudiantes de institutos; con las cocineras y las trabajadoras de la limpieza, con las peluqueras y estilistas; con los operarios de talleres, los choferes y  taxistas; con las amas de casa, los jubilados y las jubiladas. Y allí se encontraron los que enfrentan a la gran minería, que defienden el agua y la vida, los sin tierra, los del trabajo precario y temporal, los trabajadores que ganan menos del mínimo vital, los que no pudieron entrar a las universidades públicas o tuvieron que abandonarlas, los cientos de militantes sociales perseguidos por el aparato judicial del correísmo, las condenadas a parir los hijos de la violación, los maltratados, los “limitaditos” señalados con el dedo acusador en quinientas sabatinas,  los que les robaron sus salarios cuando el terremoto, los periodistas honestos que fueron perseguidos por investigar la corrupción y develar la represión del correísmo. Las víctimas de la explotación capitalista y de los recetarios neoliberales, las oprimidas por el patriarcalismo, los que no soportan la mentalidad colonial, la xenofobia y el racismo. También los indignados con el servilismo de Moreno ante el Departamento de Estado norteamericano... 

Fernando López Romero,
docente de la Facultad de Caumunación Social.


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