lunes, 25 de septiembre de 2023

Mafalda

 



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Primera cita con Augusto Tandazo

Alondra Santiago y Augusto Tandazo.


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Recuerdos de un maestro en el periodismo

 
Carlos Murcia Cadena, periodista colombiano.

Carlos Xavier Marcia, El Espectador. Ya son 16 años de la partida de mi padre, Carlos Murcia Cadena, y siempre me abren las puertas en el diario El Espectador para escribir unas palabras emotivas y recordarlo este 25 de septiembre. Hoy que las escribo lo hago sintiendo siempre la presencia de él, hecho que regocija el alma.

Ahora que el país se encuentra transitando por unas elecciones y por cambios, qué falta hace mi padre para entregar sus análisis políticos que orientaban al elector o al oyente, como lo hizo en Todelar, cuando Luis Guillermo Troya era su director y le abrió las puertas para sus píldoritas políticas.

No solo a nivel nacional lo consultaban; también lo hacían a nivel regional, en su departamento, el Huila, región que quiero y llevo siempre en mi corazón por la calidad de su gente. Carlos Murcia Cadena, en ese momento en el que la política se movía en la plaza pública, cuando Luis Carlos Galán, Álvaro Gómez y Alfonso López Michelsen llenaban las plazas -ese era el termómetro, más que las encuestas- y se necesitaba el ojo clínico de los cronistas políticos, él, mi padre, era considerado la biblia en la opinión pública. Hoy ese papel lo realizan periodistas como Julio Sánchez, Juan Lozano y hasta hace poco Juan Gossaín.

Ya son 16 años de la partida de mi padre, Carlos Murcia Cadena, y siempre me abren las puertas en el diario El Espectador para escribir unas palabras emotivas y recordarlo este 25 de septiembre. Hoy que las escribo lo hago sintiendo siempre la presencia de él, hecho que regocija el alma.

Desde este espacio lo recuerdo y trato de mantener su memoria vigente para que los futuros periodistas que salen de las universidades lo hagan con la mejor ética de periodismo, con honestidad, imparcialidad y transparencia.

En esta oportunidad les quiero presentar estas líneas que hace pocos días escribió mi madre, Martha Vargas de Murcia, recordándolo y con gran valentía: “No, no lo entendía, no lo comprendí, no lo entendí, no lo quería creer; nunca pensé que ese bello día que amanecía con luz propia, con la luz que siempre nos acompaña, acompañada de tanto amor, un día como cualquier otro, como en la noche aparecen las estrellas, algo hermoso de la naturaleza, no sabía que nos esperaba el mañana, ese bello amanecer y esas estrellas que dan luz en la oscuridad, de pronto era reflejo de lo que se puede vivir en la vida del ser amado, de pronto todo desaparece cuando de un momento a otro se oscurece el camino, las estrellas dejan de brillar y la luz del bello amanecer desaparece. Así es la vida, nos cambia de un momento a otro, no lo entendía, no lo quería entender, unidos en el amor se construyó una hermosa familia basada en nuestros tres hijos; ahora la familia se creció, no imagino cómo serías hoy disfrutando de tus nietos, nueras, yerno, solo faltas tú, pero siento que Dios quiso llamarte al reino de Dios para que continuaras el camino de la perfección divina. Siempre estuve preparada para verte triunfar, unidos de la mano, pero nunca mi corazón estuvo preparado para verte partir. Por siempre en nuestras vidas”.


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