viernes, 25 de mayo de 2018

Cuestión de método


En la guerra, el amor y la publicidad, todo se vale. Por eso, no es extraño que un conocido participante de un ‘reality show’ grabe un video, denigrando la figura de las madres solteras, lo difunda a través de sus redes sociales y, al siguiente día, aclare que era parte de una campaña publicitaria para una marca de pañales. 

Bratt Murgueitio fue quien protagonizó este episodio. En su intervención, que dura un minuto y 48 segundos, interpreta una canción a la que denominó “Me molestan estas mamás” y  dice cosas como: “eres un mal ejemplo, como una madre no tienes derecho. Por más que reces mereces lo peor y, aunque reces, ya no tienes solución”. 

Las reacciones surgieron apenas se viralizó el ‘post’. Los internautas sugirieron que el personaje en cuestión estaba incurriendo en el delito de odio y de discriminación., Murgueitio no solo se presentó con su mamá en un programa de televisión para explicar los motivos ocultos de esta publicación y presentar un nuevo ‘spot’ en el que se exaltaba a las “mamás 4x4”. Y cuestionaba: “si la defendiste tanto en las redes sociales, ¿por qué no hacerlo en la vida real?”.  Sin duda, la campaña tuvo impacto. 

Miles de personas compartieron y comentaron el contenido, acompañándolo de una retahíla de insultos y opiniones negativas. Una gran parte no se enteró de la segunda entrega y se quedó con la imagen del “machista” que quiso notoriedad a costa de las madres solteras. Un grupo afectado inició acciones legales contra Murgueitio, por las que podría enfrentar de 1 a 3 años de prisión, de comprobarse las acusaciones. 

Me pregunto: ¿si hay responsabilidad en el manejo de la información en este tipo de campañas? Si el uso de este método, que busca generar controversia, para vender un producto específico, realmente está justificado…

Roque Rivas Zambrano






Los drones ya están entre nosotros; parece ciencia ficción, pero no; es real


La Conversación.- Los drones pueden violar la privacidad de las personas por la posibilidad de equiparlos con todo tipo de sensores más allá de las cámaras tradicionales. Es por ello que la ética, la tecnología y la legalidad son un triángulo que debe ir paralelo a la rápida evolución que han tenido los drones.


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