viernes, 4 de noviembre de 2022

Mueren periodistas como nunca en América

 
El que mata a un periodista atenta contra lo más sagrado que puede tener una democracia: le pega un balazo al corazón mismo de una comunidad, mata al ciudadano inocente que solo mira, atestigua, habla y escribe.

Washington Abdala, Infobae. Al menos 37 periodistas perdieron la vida en nuestro continente durante este año procurando ejercer su profesión. Es la cifra más alta en los últimos 24 años. Este dato alarmante revela que el periodismo es un trabajo que -aunque existan democracias instaladas- puede conducir a tragedias. Y justo en esta semana que se conmemora el Dia Internacional Para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas en el marco de América. La democracia, seamos francos, no siempre es sinónimo de paz. Algo está pasando que no solo en los totalitarismos se producen estas alienaciones contra periodistas sino que irrumpen en contextos legales, con votación popular legitimando el poder, pero alterando la esencia garantista del estado de derecho y erosionando la convivencia pacífica de la gente. Es que la institucionalidad democrática no siempre es lo fuerte que se requiere en estas tierras. La fragilidad del periodista es monumental en ciertas zonas del continente alejadas de cualquier escudo estatal.


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Mariana Enríquez: 'Mis estudiantes de periodismo se deprimen por no tener clics y no hay nada que decirles'

 
La escritora y periodista Mariana Enríquez, en la redacción de elDiario.es ( Foto de Clara Rodríguez).

Laura García Higueras, El Diario, Madrid/España. El miedo es un elemento constante dentro de la literatura de Mariana Enríquez. Sus libros Los peligros de fumar en la cama (2017), Nuestra parte de noche (2019) y Alguien camina sobre su tumba (2021) son una clara muestra de ello. Su autora es una ferviente defensora de esta sensación por lo estrechamente relacionada que está con nuestro instinto y capacidad de supervivencia. “También por cómo en el terror somos capaces de conversar desde un punto de vista más liviano”, apunta a este periódico. Eso sí, aunque poner nombre a los temores sea una experiencia liberadora, no lleva implícito erradicarlos. El periodismo está en un momento muy complejo. Contrarrestar las noticias falsas me da mucho más miedo que advertir sobre cosas que tienen que darlo. Me da pánico ver una noticia y decir “esto es mentira y está en un medio”. Que puede que no sea prestigioso ni que todo el mundo lo conozca, pero no todo el mundo sabe distinguirlo. Hay mucha gente que porque algo esté posicionado en un lugar alto en un buscador entra y se lo cree. Llega un momento en el que toda la información empieza a tener el mismo nivel.


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