Diego Moya, Faceboook. En una calle inundada por aguas servidas, una mujer inundada en la precariedad celebra el triunfo de Daniel Noboa, levantando su cartel como un trofeo. La escena captura la crudeza y la desconexión entre la vida cotidiana de la gente y las promesas políticas. Una ciudadana en condiciones de pobreza extrema celebra a un millonario alejado de su realidad, un reflejo de cómo la política, a menudo reducida a espectáculo, ofrece esperanzas que son más ilusorias que reales. Este momento debería hacernos reflexionar sobre el verdadero impacto de nuestras elecciones políticas. Mientras la clase política nos mantenga inundados en la ignorancia, seguiremos celebrando su victoria sobre nosotros.
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