Las plataformas digitales se han convertido
en un terreno minado para los periodistas. La violencia que se ejerce sobre
quienes destapan actos de corrupción del poder también está presente en las
redes sociales. Recibir insultos, amenazas de muerte, chantajes o comentarios
que descalifican el trabajo son circunstancias que los periodistas tienen que
enfrentar en la era digital.
Reporteros Sin Fronteras (RSF) publicó su
estudio: ‘Acoso en línea a periodistas: cuando los trolls arremeten contra la
prensa’, una investigación en 32 países, se visibiliza la problemática y se
enlistan medidas necesarias a adoptar. se trata de un fenómeno mundial que, en
ocasiones, tiene tintes sexistas. Quienes lo practican lo hacen desde el
anonimato, con virulentas campañas para obstaculizar la libertad de expresión.
Este odio repartido a oleadas tiene consecuencias dramáticas, entre ellas, la
autocensura.
La RSF elabora una tipología de los ataques
más comunes: ‘double switch’, que
implica ‘hackear’ y tomar control de cuentas del periodista para usurpar su
identidad; ‘doxxing’, que equivale a difundir información personal que está en
la web, para perjudicar al reportero; ‘hashtag poisoning’, que son mensajes con
incitación a dañar o insultar al periodista y ‘phishing’, el envío de enlaces
fraudulentos para acceder a las fuentes de los profesionales.
Sugiere tener cuidado con la
geolocalización automática, crear una alerta en Google para saber cuándo
alguien mencione su nombre, no dejar que el número telefónico aparezca
publicado en línea o en las respuestas automáticas, utilizar la verificación en
dos pasos en tus cuentas de correo electrónico y desconectarse siempre al
acabar la sesión, entre otras. Lo importante es no darle ni un minuto de
ventaja al acoso ‘online’…
Roque Rivas Zambrano
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