Todos le llaman
crisis existencial al instante en el que se replantean lo que son o hacen. Esto
está atado al proceso de crecimiento. A medida que los años se acumulan y se
descubren terrenos inexplorados, es común preguntarse si las elecciones tomadas
en el pasado fueron adecuadas. Aunque es imposible viajar en el tiempo, la
realidad sí se puede transformar.
Mary Anne Evans,
más conocida por su seudónimo George Eliot, fue una escritora británica que
hizo una afirmación imprescindible: “nunca es demasiado tarde para ser quien
querrías haber sido”. Solo por citar ejemplos que sostengan esta aseveración,
expondré casos de la literatura o el cine, donde algunos de los personajes más
reconocidos y exitosos decidieron abandonar todo para dedicarse a sus
verdaderas pasiones luego de sus 30 años.
El mexicano
Alejandro González Iñárritu es considerado uno de los mejores cineastas a nivel
mundial. Sus trabajos fueron aclamados por la crítica y obtuvieron galardones
como el Óscar. Se dio a conocer gracias al filme ‘Amores Perros’, que dirigió a
los 37 años, y que en agosto celebrará su aniversario número 20. En el área de
las letras existen historias similares. Uno de los grandes literatos del siglo
anterior, Juan Rulfo, publicó ‘Pedro Páramo’ (1945) cuando tenía 38 años. Bastó
con esta novela -más unos cuantos relatos- para dejar una huella indeleble en
los lectores.
José Saramago,
escritor portugués, tardó en encontrar su voz. Luego de un intento fallido,
esperó hasta los 58 años para publicar ‘Levantado del suelo’ (1980), un texto
que marcó el verdadero inicio de su prolífera carrera literaria, reconocida con
el Premio Nobel de Literatura en 1998. Estas muestras de genialidad, expresadas
tardíamente, son la constancia de que nunca es tarde para apostar por lo que
anhelamos lograr.
Roque Rivas
Zambrano
***