BBC. La llegada de la pandemia del coronavirus le pasó factura
a la periodista Sue Nelson. Agotada luego de cubrir la crisis, recibió un
diagnóstico que, a sus 60 años, le cambió la vida: era autista. Los síntomas
aparecieron por primera vez durante la infancia. Es solo que nadie los
reconoció. Tampoco existe el equivalente médico de una prueba rápida para esta
afección. Se requiere de una evaluación experta para combinar acertijos de
comportamiento, utilizando piezas que parecen provenir de rompecabezas
separados, para poder crear una imagen inesperadamente nueva. Esto explica por
qué no me diagnosticaron una discapacidad crónica del desarrollo hasta los 60
años. Soy autista.
***