sábado, 16 de noviembre de 2019

Carlos Marín, por un periodismo sin adjetivos

Carlos Marín, periodista, escritor y docente mexicano.

Juan Manuel Gómez. La “edición actualizada” del Manual de periodismo de Carlos Marín (Grijalbo, 2019) aparece en un momento de cambios impresionantes en las herramientas utilizadas por quienes ejercen el oficio periodístico, ya sea en las plataformas tradicionales (prensa, radio y televisión) o en el mundo digital, donde todo sucede con inusitada rapidez. En entrevista, Marín habla de los cambios que incluye la nueva edición de su manual, que durante más de tres décadas ha sido utilizado como libro texto en facultades y escuelas de periodismo, en México y el extranjero. Habla de los valores y principios inmutables de esta actividad, entre ellos la necesidad de reportear y comprobar los datos y hechos que se publican, porque la información debe ser oportuna pero también veraz.


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Carlos Marín, Debate. Paul Ernesto Velázquez Benítez es uno de los blogueros consentidos en las conferencias del presidente López Obrador. Forma parte de la porra de bribones que cada mañana gana los mejores asientos a los genuinos reporteros para cumplir con descaro la misión de reventar los intercambios de preguntas y respuestas en asuntos que suponen incomodan al prominente anfitrión.

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Carlos Marín, Milenio. Ante lo excepcional de que los reporteros genuinos que van a las mañaneras puedan preguntar, insistir, replicar y hasta debatir con el presidente, es de celebrarse que ayer se diera un diálogo magistral entre el inflexible anfitrión y el periodista Jorge Ramos. Los temas que trataron: la inseguridad con sus muertos y saldos de la pandemia. 

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De vuelta a la Colonia…


La crisis en Bolivia explotó. Como en un efecto dominó, el mundo vio repetirse la violencia que antes sacudió a Chile y Ecuador. Y, aunque esta situación responde a un contexto de desigualdad y deterioro de la representatividad de líderes políticos, hay algo más que aborrecer y es ese racismo, calcado de épocas coloniales, que se reproduce en los actos, las declaraciones de autoridades y las agresiones a civiles.

Primero fue la quema de la wiphala, bandera indígena, que se adoptó como símbolo de la plurinacionalidad. Luego la autoproclamación de Jeanine Áñez, presidenta provisional de Bolivia, que es quien encarna estos discursos de odio. La senadora, abogada y exdirectora del medio de comunicación Totalvisión, es conocida por sus declaraciones en Twitter, en que no solo mezcla los temas políticos con su postura religiosa, sino que denigra a los pueblos originarios, señalando como “satánicas” sus tradiciones.

La antropóloga Francisca Fernández explica que “el golpe de Estado”, reactivó el viejo conflicto entre las zonas altas, el altiplano y el mundo indígena, versus la zona baja, caracterizada por cierto fanatismo cristiano y un marcado racismo hacia los sectores indígenas.

Pedro Brieger, periodista y sociólogo, en un recuento de lo que ocurre en Bolivia, afirmó que “desde la llegada de Evo Morales a la presidencia, se la tienen jurada (…) Él se identificó como aborigen, y los que gobernaron Bolivia desde siempre no estaban dispuestos a que un indio obrero, trabajador y pobre gobernara”. 

Esto ha implicado un revés histórico, en un lugar donde el 62% de la población es indígena, el racismo sigue vigente y los terratenientes, como declaró Adriana Guzmán, representante del feminismo comunitario, “quieren recuperar el poder colonial para tener peones”.

Roque Rivas Zambrano


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Señales. Los pobladores de la ciudad de El Alto que llegaron hasta la capital de Bolivia, La Paz, en una marcha pacífica, reabrieron las puertas de los medios estatales Bolivia TV y Radio Patria Nueva para “romper las cadenas del silencio”, luego que ambas emisoras fueran acalladas el fin de semana pasado por grupos de choque de la oposición.

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RT. Los periodistas argentinos que estaban cubriendo los sucesos en Bolivia tras el golpe de Estado consumado contra el expresidente Evo Morales, fueron evacuados del país plurinacional luego de haber sido víctimas de ataques en las calles en medio de una gran escalada de tensión. Se trata de comunicadores y camarógrafos enviados especialmente por los canales A24, Crónica TV, Telefé y TN.

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RT. Alfredo Serrano Mancilla. Un golpe de Estado jamás está constituido por un hecho aislado. No existe un momento puntual que pueda ser definido como el generador definitivo de una ruptura democrática. Cualquier golpe es un proceso acumulativo en el que el "marco" es fundamental para crear las condiciones necesarias y suficientes que garanticen su efectividad. La erosión de legitimidad del objetivo a derrocar se hace por múltiples vías que abonan un campo en el que luego las acciones destituyentes procuran ser presentadas como democráticas.

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