Señales. Apagarse la luz fue, curiosamente, lo que encendió todos los transistores. Allí donde una ciudadana o un ciudadano tenía una radio a mano -del tipo que fuera- se activó una escena que parecía sacada de otro tiempo: gente acercándose a escuchar lo que se decía en el aire. La radio volvió a sonar en bares, estaciones, escuelas, universidades, talleres, panaderías, en muchísimos hogares e incluso en la calle. Como antes, como en aquellos tiempos donde grupos se reunían alrededor de un aparato para enterarse de lo que ocurría. Y es que, en situaciones de emergencia, cuando se corta el suministro eléctrico y las redes de internet o telefonía dejan de funcionar, contar con una fuente confiable de información puede marcar la diferencia. Sin embargo, pocos hogares están preparados para enfrentar escenarios críticos. La radio portátil a pilas -un dispositivo sencillo, económico y eficaz- sigue siendo uno de los elementos más importantes para mantenerse informado durante una crisis.
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