La Escuela de Periodismo Indígena (EPI), en el sur de Bolivia, vincula el periodismo con la identidad indígena, la preservación de las lenguas originarias y la defensa del territorio. (Foto: Cortesía organización Oré).
https://latamjournalismreview.org/ Teresita Paredes se dedicaba a la elaboración y venta de tejidos artesanales de su comunidad, en el territorio autónomo guaraní Charagua Iyambae, al sur de Bolivia, cuando se enteró que en su localidad había abierto la Escuela de Periodismo Indígena (EPI). Era octubre de 2020, en plena pandemia de COVID-19. Preguntó si podía inscribirse, pero le dijeron que ya no había cupo. Si quería tomar las clases, ella tendría que hacerse cargo de sus alimentos y transporte. Estaba tan interesada en el programa, que no le importó prescindir de ese apoyo que se le daba a los estudiantes inscritos. “Como a mí me gustaba el tema del periodismo, quería saber más acerca de eso”, dijo Paredes a LatAm Journalism Review (LJR). “Las cosas que hablaban ahí eran similares a lo que a mí me interesaba, que era gobernanza en autonomías indígenas, derechos de nuestros territorios y conocer nuestro territorio”.
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