viernes, 3 de enero de 2020

El desempleo


Empieza un nuevo año y, con él, se hace más fuerte el deseo de que la situación del país mejore, a pesar de lo incierto que se ve el panorama.

Es un tema común, en las conversaciones casuales, “lo difícil que está ganarse el pan de cada día” en medio de crisis que atravesamos y de las pocas fuentes laborales. Hace unas semanas, cuando me transportaba en un taxi, el conductor me comentó que en octubre del año pasado despidieron a su esposa de la institución pública en la que trabajaba, por lo que le tocó doblar turnos para solventar los gastos de su familia hasta que su pareja vuelva a conseguir algo. También conversé con una periodista a la que habían despedido del medio que laboraba justo en noviembre del 2019 y que, desde entonces, había aplicado a numerosas ofertas sin éxito.

Ni hablar de la cantidad de exestudiantes con los que me he encontrado que no tienen un empleo de acuerdo a su preparación y que, ante la dificultad para ejercer su profesión, optaron por salir adelante vendiendo cosméticos, preparando comida, haciendo trámites, intentando emprender negocios propios. Todas las historias no son coincidencia o cuestión de percepción. Según estudios realizados por Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Inec), Ecuador llegó al nivel más alto de desempleo de los últimos tres años. Alrededor de 5 millones de ciudadanos no tienen empleo adecuado.

Quito, al ser la capital, es una de las ciudades más críticas, marcada por un considerable aumento del subempleo. Según el Inec, la tasa pasó de 9,4 al 12, 4 por ciento. La masiva migración y la reducción del aparato estatal-eliminación de ministerios, secretarías, viceministerios, subsecretarías y coordinaciones generales- dejó a muchos profesionales sin ocupación y en una completa incertidumbre. Estamos en un momento en el que si una puerta se cierra no existen otras por abrir.

Roque Rivas Zambrano


***


***


No hay comentarios:

Publicar un comentario