Foto: Emeterio Suárez (CC BY 3.0).
https://www.ull.es/. Imagina qué hubiera pensado si el periodista del Washington Post Bob Woodward hubiera tenido acceso a internet en 1972. Seguramente las reuniones con “Garganta profunda” pasarían de la oscuridad de un parking a un chat de Telegram. Imagina qué cara hubiera puesto Miguel de la Quadra Salcedo o Jesús Gónzalez Green si le hubieran cambiado su pesada cámara de cine y micrófono por un dispositivo que te permitiera hacer directos desde cualquier parte del mundo y que cabe en un bolsillo del chaleco. Es indiscutible que, tecnológicamente, vivimos buenos momentos para la comunicación. Nunca antes, el ser humano había tenido tantas herramientas a su alcance para estar comunicado, para recibir información. Cualquier cosa que pasa en cualquier rincón del planeta es susceptible de llegar a nosotros.
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