Hugo el búho. Estimado Hijo. Te escribo desde algún lugar
donde siento mucha paz. Pero no me puedo quedar callado ante lo que presencié.
¿Ya eres un alcohólico y no te has dado cuenta? ¿Esa entrevista con AU-D te
pareció periodismo? Hasta ahora siento náuseas. Me avergonzaste, a mí, a tu
familia, a la gente que de verdad te aprecia. Hijo, no es fácil para un padre
cuestionar a sus vástagos, pero cuando éstos -ya maduros- se han salido del
camino que construimos para ellos es necesario un jalón de orejas, un correazo
en las nalgas. ¿Dije correazo? Perdón. Topé sin querer un punto sensible de tu
obsesión política.
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