Cosecha Roja. El Diego Maradona que murió es un cuerpo tremendamente
lastimado por dentro y por fuera. El que llora la gente es otro: la figura
esperanzadora que hizo que cada niño pobre pensara que una vida distinta era
posible. Miriam Maidana analiza el amor al ídolo y sus contradicciones.
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La Nación. Diego Armando Maradona lo tuvo todo. Todo, en aquel
sentido eminente en que Goethe lo dice en su Fausto: "Todo dan los dioses
infinitos a sus predilectos,/todo enteramente; las alegrías y los dolores
todos,/ a sus predilectos, incesantemente". La suya ha sido la suerte de
muy contados, de esos pocos elegidos para el éxtasis y el tormento. Dotado del
temple inusual que infunde el genio y marcado a la vez por la fragilidad de
espíritu, él accedió a la celebridad mundial. Luego, sin poder resignarse a ser
la luz de un solo, extenso y espléndido día, cayó en el infierno y las
concesiones fáciles.
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Infobae. Una galería del ídolo popular que se transformó en un
mito después de la Copa del Mundo disputada en México.
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