
Gabriela Ruiz Agila, Texto y Fotos: Josué Araujo, https://wambra.ec/. El 30 de septiembre en Imbabura, el ruido metálico de un tanque fue acallado por las voces de los comuneros. “Kaparipanchi”, gritaron los hombres y las mujeres mientras rodeaban los vehículos militares. “Pacíficamente, compañeros, pacíficamente”, se escuchaba decir en transmisión en vivo desde cuentas ciudadanas y medios comunitarios en San Rafael, cantón Otavalo, provincia de Imbabura. “¡¿Cómo que no hagan bulla?, asesinos! Eso no escuchan, no saben escuchar al pueblo”. Los uniformados caminan cargando los fusiles que apuntan al suelo. Los comuneros los obligaron a salir de su territorio, espacio vital y sagrado de los pueblos originarios. Entre las lágrimas de las mujeres, las voces multiplicaban el mismo reclamo: “¡Mataste a mi gente!”.
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