domingo, 20 de diciembre de 2020

El suicidio del periodismo norteamericano

 
panampost.com. La verdad es tan extraña e inusual en estos tiempos, que hace rato se ha ido alejando del periodismo mundial, al ser absorbida por estos enormes monstruos, dinosaurios con trajes digitales. Hubo una época de titanes. Titanes del periodismo. Sobran nombres, ejemplos… quedan firmas, casos… leyendas. Hombres, mujeres que entregaron y se jugaron todo… literalmente todo, para dar con esa beta de oro informativo que, en muchos casos, logró cambiar la historia. Estos titanes no pensaban en otra cosa que descubrir la verdad. La verdad. ¡Dios!, esa palabra… Verdad, es tan extraña e inusual en estos tiempos, que hace rato se ha ido alejando del norte periodístico mundial, al ser absorbida por estos enormes monstruos -dinosaurios con trajes digitales- en que se han convertido los medios de comunicación tradicionales: entiéndase, los que tienen -o tuvieron- peso real; los que alguna vez fueron estandartes de libertad y -muy pesar de ser empresas privadas- respetaban la gran misión sagrada de contar, narrar, descubrir hechos… o sea eso, la verdad.


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David Ramirez, Nueva York.  El periodista y poeta cubano Albor Ruiz, que fue Jefe de Redacción de El Diario entre finales de los ochenta y principios de los noventa, murió este fin de semana en Homestead, Florida. El colega Ruiz desarrolló una larga y reconocida carrera periodística en la Gran Manzana en la que se especializó en inmigración y temas de la comunidad hispana. Cuando ingresé a El Diario, ya Albor se había ido al Daily News, donde como redactor y columnista, solía decir que escribía “en nombre de los que no tienen voz”.

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