Abro un comunicado. Se trata de un mensaje en el que la
Unión Nacional de Periodistas saluda a quienes se dedican a la profesión, en el
contexto de la celebración del Día del Periodismo Ecuatoriano. En nuestro país se celebra el 5 de enero,
porque Eugenio de Santa Cruz y Espejo, uno de los próceres más destacados, en
1792 publicó el primer periódico: ‘Primicias de la Cultura de Quito’.
La labor del periodista, según escribió Rowny Pulgar Noboa,
en una columna de opinión publicada por ‘El Comercio’, es “denunciar las
tiranías, salvaguardar la libertad de expresión, clamar a los cuatro vientos
cuando algún mal gobernante pretende amordazar las voces de quienes tienen el
deber moral de proporcionar información”.
Esta reflexión resulta pertinente en estas fechas. Sin
embargo, la cuestión no es solo rendir homenaje a los que han escogido este
oficio. Es fundamental poner en debate qué ha sucedido con la práctica del
ejercicio periodístico. ¿Los reporteros se rigen por los mismos valores?
¿Cuáles son las consecuencias de enfrentarse a lo que atenta contra el derecho
a informar?
Las palabras en las que se resumen las secuelas son duras:
muerte, asesinato, secuestro, persecución, amenazas, multas y más. Esto provoca
que los periodistas piensen dos veces antes de hablar, escribir o investigar.
El llamado de la UNP fue a renovar el compromiso con los
intereses del pueblo, mantenerse vigilantes en defensa de la profesión y
continuar la lucha por la derogatoria de la Ley Orgánica de Comunicación para
construir una nueva normativa sobre principios democráticos.
La conmemoración se convierte en un pretexto para recordar
que no hay que claudicar y que es esencial reivindicar el papel del periodista
en una sociedad violenta, temerosa y altamente represiva.
Roque Rivas Zambrano
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