miércoles, 4 de septiembre de 2024

¿Para qué diablos estudiar periodismo?

 
Reinaldo Spitaletta, periodista colombiano.

Reinaldo Spitaletta, El Espectador. Ser periodista, en otros tiempos incluso más agitados que los de ahora, creaba una aureola de libertad, de defensa de los oprimidos, de ser la voz de aquellos que el poder silenciaba. Había ejemplos significativos que, a su vez, motivaban a las nuevas generaciones a interesarse por un oficio (hubo hipérboles como la de ser el “oficio más bello del mundo”) que pujaba por establecer, como cualquier filósofo, qué era la verdad. No era para héroes, pero sí para gente sensible que, ante todo, tuviera claros los significados y alcances de la libertad de pensamiento. Una profesión, surgida de los aposentos intelectuales de la Ilustración, que se fue perfilando como un símbolo de la libertad y los derechos adquiridos en lizas históricas, algunas muy sangrientas, visibilizó a los protagonistas de gestas obreras (como la de los Mártires de Chicago), de huelgas, en las que, por ejemplo, hubo reporteros como John Reed, que alcanzó a estar del lado de la historia de los humillados.


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