domingo, 21 de enero de 2024

El periodismo militante cambia la piel pero no las malas mañas

Juan Cruz. “Esto ha dañado al periodismo, algo que siento como deplorable”, (Cedoc).

Julio Petrarca, defensor de los lectores de Diario Perfil. Cuando los periodistas celebrábamos nuestro día, en junio pasado, dediqué esta columna al tema que vuelve a tener una lamentable vigencia en estos tiempos, a un mes y días desde la asunción del nuevo gobierno. Por entonces, los casos de mala praxis profesional por la exagerada opción militante entre la administración kirchnerista y la oposición macrista habían crecido de una manera asombrosa: decenas de profesionales de este oficio habían optado por abandonar las buenas artes del periodismo para volcarse -sin anestesia- por una u otra de las orillas de la política. Suscribo hoy esas palabras: el periodismo militante invade los medios de la mano de panelistas, opinadores y referentes con fama en los medios, particularmente pantallas, sin mayores argumentos. Cité en aquel texto una frase publicada por Mariano Moreno el 7 de junio de 1810 en La Gazeta de Buenos Ayres: “La verdad, como la virtud, tienen en sí mismas su más incontestable apología; a fuerza de discutirlas y ventilarlas aparecen en todo su esplendor y brillo; si se oponen restricciones al discurso, vegetará el espíritu como la materia; el error, la mentira, la preocupación, el fanatismo y el embrutecimiento harán la divisa de los pueblos, y causarán para siempre su abatimiento, su ruina y su miseria”.


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