Dorrit Harazim, reportera brasileña.
Carol Pires, FNPI. Dorrit Harazim estuvo en Vietnam durante la guerra y en Sudáfrica durante el apartheid. Fue testigo, en Santiago de Chile, del bombardeo del Palacio de la Moneda el 11 de septiembre de 1973 y -exactamente 28 años después- estaba en Nueva York cuando las Torres Gemelas fueron atacadas. Ser testigo de la historia, sin embargo, no es lo mismo que ser protagonista de ella. No así para Dorrit Harazim. En sus 47 años como periodista, ya fuera que hiciera un reportaje sobre la periferia de São Paulo o sobre las trincheras de Camboya, nunca usó en sus textos el pronombre personal yo. De ahí que, entre periodistas jóvenes, no sea raro encontrar a quien se refiera a Dorrit como él en vez de ella. Quien no sepa cómo es su fisionomía. "Me cansé de corregir la pronunciación del nombre de ella. Es Dôrrrrrrit, no Dórit", cuenta Cristina Tardáguila, reportera del periódico O Globo que trabajó con Harazim en la revista Piauí durante cinco años.
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