Cuando pienso en lo rápido que ha evolucionado la
tecnología, una de las mayores ventajas que encuentro es la posibilidad de
asistir a los hechos, en el momento mismo en el que están acaeciendo, sin tener
que prescindir de la comodidad del hogar.
Las redes sociales, con sus sistemas de transmisión en
vivo, permiten seguir en ‘tiempo real’ eventos, conferencias, manifestaciones y
más. Se trata de vivir la experiencia sin cortes, sin ediciones ni posibilidad
de enmendar.
Quienes están a cargo de las coberturas en tiempo real
deben idear estrategias para que las entregas de información satisfagan a los
espectadores, que, muchas veces, se convierten en críticos feroces. Esther
Vargas, experta en periodismo digital, escribió una lista de errores que no
pueden cometer los periodistas encargados de esta misión.
Entre los principales están la falta de planificación (es
esencial fijarse objetivos sobre qué se va a contar y cómo se va a hacer), no
cuidar la ortografía (ir contra reloj no es suficiente razón para violar las
normas de redacción), olvidar probar equipos y aplicaciones antes de la
reportería, la falta de rigurosidad y la incapacidad para seleccionar y
dosificar bien la información.
Vargas dice que el reportero debe ser curioso, ver lo que
los demás ven para evidenciar lo que los medios tradicionales ignorarían. Tiene
que ser ético y no dejarse llevar por la tentación de tomar material de la red
y hacerlo pasar como propio.
Una de las herramientas más valiosas para los periodistas
es la opinión de la audiencia. Basta con empezar a transmitir para que la
publicación se llene de comentarios, críticas, aportes, sugerencias e ideas de
los seguidores. Estas apreciaciones son las armas más poderosas, en todos los
tiempos y en todas las realidades…
Roque Rivas Zambrano
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