El periodismo se encuentra en un momento de
incertidumbre. Afronta varias crisis a la vez: la falta de un modelo de negocio
claro, la irrupción de las nuevas tecnologías y la pérdida de credibilidad. Ese
estado vulnerable coincide con una época de cuestionamiento de las instituciones
y de valores como la objetividad. Por eso, su labor -incómoda, autocrítica,
comprometida con la verdad de los hechos- es más necesaria que nunca.
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