Hernando Suárez Burgos, empresario de varios medios de comunicación de Colombia.
Sus medios de comunicación le sirven para promocionarse como prohombre del periodismo. Su poder lo mantiene alejado de las rejas. Sus empleados lo llaman “negrero”.
Jonathan Bock*, Revista Semana de Colombia.- A lo largo de tres décadas, Hernando Suárez Burgos ha sabido utilizar su poder para permanecer alejado de las cárceles al mismo tiempo que iba construyendo un emporio de medios de comunicación: una veintena de periódicos, agencias de noticias, radio y un canal de televisión, conglomerado en el que trabajan más de 350 periodistas.
Desde esta plataforma, el hombre que siempre viste de blanco, desde los zapatos hasta la corbata, imparte su concepto de modelo laboral y su visión del “buen periodismo”. Sus máximas son pocas y estrictas. El buen empleado debe trabajar entre 14 y 16 horas y, por supuesto, dormir poco.
Entiende que nunca debe ceder ante los reclamos de sus trabajadores pues tiene miles de hojas de vida esperando sobre su escritorio. Y siempre repite que si alguien renuncia no será necesario reemplazarlo pues sus compañeros se encargarán de cumplir con esa parte del trabajo.
Igual de disparatado resulta su modelo de periodismo, algo que él llama, “periodismo de anticipación”. De tal manera que cuando sus reporteros llegan a la redacción, a las siete de la mañana, ya deben tener escritas varias de las páginas asignadas para ese día.
No le interesa el fondo de los artículos pero sí la forma de presentarlos, por eso lo más importante siempre son las fotografías. Deben ser primeros planos y frontales, aquellas que no cumplen esas características no le sirven. “Duermo cuatro horas”, “trabajo mucho y soy feliz”, y “todos los días son lunes”, son algunas de las frases que repite cuando visita sus redacciones.
A principios de julio, en la ciudad de Popayán, Suárez Burgos dio un golpe de autoridad sobre sus empleados del ‘Diario del Cauca’. Cansados por –lo que ellos llaman- explotación laboral, un grupo de siete trabajadores le enviaron una carta donde le recordaban que ganaban 750.000 pesos mensuales, que trabajaban más de doce horas al día y que nunca les eran reconocidas las horas extra.
Pedían un cambio de condiciones. Ante el silencio de Suárez Burgos, el gerente del periódico les ofreció un aumento de 50.000 pesos. Ellos lo consideraron insuficiente y renunciaron masivamente.
Los jóvenes reporteros aseguran que se trata de hacer respetar su trabajo y dejar en evidencia una realidad que se vive en otros periódicos de Suárez Burgos, un polémico empresario con varios fantasmas sobre sus espaldas quien al mejor estilo del legendario escapista Houdini, ha esquivado a la justicia una y otra vez.
En Nariño resulta común escuchar las dudas sobre cómo Hernando Suárez Burgos logró amasar su fortuna. El periodista Fabio Castillo en el libro "Los Jinetes de la Cocaína", lo señala como el hombre de Carlos Lehder en Pasto y de haber sido contrabandista. “Utilizaba sus electrodomésticos para transportarla y luego venderla en los almacenes que tenía en la frontera con Ecuador”, explica en el libro.
Años después, su nombre volvió a aparecer durante el proceso 8.000 y en el 2010, la Fiscalía lo investigó por irregularidades cuando la Dirección Nacional de Estupefacientes le entregó el ‘Diario Deportivo’ a su grupo editorial.
Sin embargo, nada de esto fue impedimento para que Suárez Burgos completara una prolífera carrera en el sector público, fue: concejal, diputado, representante a la cámara y senador. Tampoco fue impedimento para prosperar en los negocios.
La plataforma de Internet Poderopedia, en una revisión a los círculos de poder de Suárez Burgos, destaca su participación en múltiples negocios y detalla la historia de su empresa periodística, que inició hace más de tres décadas, en la ciudad de Pasto en 1983, con el nacimiento del Diario del Sur, su niña consentida, que actualmente llega a más de 20 ciudades.
Suárez Burgos se ha valido de sus periódicos para promocionarse como prohombre del periodismo. El Colegio Latinoamericano de Periodistas lo premió como el empresario de medios de comunicación más destacado de Colombia; y en Putumayo, Cauca o Nariño los gobernantes le rinden pleitesía por ofrecer empleos, y lo elogian por ser un visionario de los medios impresos.
La otra cara de la moneda es que en sus redacciones sus empleados aseguran que existe explotación laboral y sus medios producen noticias al igual que McDonald’s hace sus hamburguesas.
La respuesta indirecta de ‘Don Hernando’ finalmente llegó al grupo de jóvenes periodistas a través del editorial del Diario del Cauca: “Algo pasa en la academia que se les está preparando a los comunicadores para un periodismo facilista y de escritorio, donde las fuentes están a disposición en los correos electrónicos y los comunicados hacen las veces del reportero, es por eso que cuando se encuentran con la realidad de los medios, el golpe es duro”.
*Asesor Fundación para la Libertad de Prensa
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