Jaime Abello Banfi, director de la Fundación Gabo.
Camilo Jimenez Santofimio, El País. El aplauso aún resuena cuando Jaime Abello Banfi sube al escenario. Se acerca al micrófono, despliega una hoja doblada y retoma una escena que ha contado otras veces: “Estoy aquí gracias a una llamada telefónica que recibí en 1993…”. Habla pausadamente, con tono de clase magistral, ante el público reunido en la Universidad de Columbia, en Manhattan, para la entrega del Premio Maria Moors Cabot. No improvisa; más bien, parece revisar en voz alta la idea que ha guiado su trabajo durante décadas. La ceremonia del 8 de octubre de 2025 en Nueva York celebraba, precisamente, lo que siguió a esa llamada: la creación y el desarrollo de la Fundación Gabo, la institución que Abello ha dirigido desde entonces y que ha marcado la formación y el ejercicio del periodismo en Iberoamérica. Allí, el jurado subrayó su defensa de la libertad de prensa y su impulso a la ética y la excelencia periodística en la región, un reconocimiento que coincide con una convicción que Abello repite cada vez que puede: que “el periodismo es indispensable y único porque busca la verdad con independencia y al servicio de la gente”.
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