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Jorge Fernández Díaz tuvo a su cargo la disertación de apertura del congreso de periodismo de investigación más prestigioso de la región.
Jorge Fernández Díaz, La Nación. Así se titulan estos breves apuntes que comparto con ustedes esta tarde tan especial. Previsiblemente el periodista está acechado y cruzado por múltiples peligros en este momento histórico de la democracia occidental. Y quizá precisamente por eso resulta cada vez más apasionante ser periodista. No me refiero en esta ocasión, naturalmente, a los periodistas asesinados o amenazados de muerte en tantas zonas calientes de América Latina, a quienes homenajeamos aquí con nuestro corazón herido y con creciente preocupación. Sino a una situación general que curiosamente sucede hasta en las zonas más pacíficas. Es que los poderes de turno y los nuevos populismos de derecha y de izquierda nos quieren ubicar en el lugar de un oficio maldito. Y yo les digo, aquí entre nosotros: ¿qué mejor y más estimulante lugar que ése, colegas? No queremos ser un periodismo previsible, cristalizado, domesticado y gris, sino un oficio maldito. Un oficio que es una verdadera maldición para los que mandan o para los que miran para otro lado.
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