Lydia Cacho, periodista mexicana.
Lydia Cacho, El País. Eran los años noventa, el sol se disolvía en el traslúcido mar de Cancún esa tarde en que junto a mi marido me senté en un restaurante italiano. A punto de dar el primer trago a una copa de vino, el camarero, que era conocido nuestro, me explicó que aquel hombre atractivo, con barba y una melena negra que caía sobre ojos profundos y cejas afligidas, el de la sonrisa expansiva, ese que recién se había sentado a la mesa del gobernador, era Amado Carrillo El Señor de los Cielos, nuevo líder del Cártel de Juárez. Se rumoreaba que recién había comprado un edificio frente al mar y que el gobernador Mario Villanueva le ayudaba a blanquear el dinero de drogas y armas. Años más tarde se demostró. Verlos allí, en público, me hizo entender que continuamente los crímenes suceden a plena luz del día frente a nuestra mirada. Ese día pensé que nacemos en un territorio, en una familia específica, con una educación y un temperamento determinado, que todo ello es parte esencial de la forma en que aprendemos a fijar nuestra mirada en el mundo y, por tanto, nuestra forma de entender y narrar lo mirado; somos el contexto y el contexto es nosotras. Todo lo demás son herramientas adquiridas con esfuerzo, estudio con una pizca de talento e inspiración. Entendí que para una buena periodista todo importa, mirar siempre a mi alrededor me ha ayudado a escribir las mejores investigaciones e incluso a salvar mi propia vida.
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