domingo, 16 de marzo de 2025

Las periodistas irreverentes

Lydia Cacho, periodista mexicana.

Lydia Cacho, El País.  Eran los años noventa, el sol se disolvía en el traslúcido mar de Cancún esa tarde en que junto a mi marido me senté en un restaurante italiano. A punto de dar el primer trago a una copa de vino, el camarero, que era conocido nuestro, me explicó que aquel hombre atractivo, con barba y una melena negra que caía sobre ojos profundos y cejas afligidas, el de la sonrisa expansiva, ese que recién se había sentado a la mesa del gobernador, era Amado Carrillo El Señor de los Cielos, nuevo líder del Cártel de Juárez. Se rumoreaba que recién había comprado un edificio frente al mar y que el gobernador Mario Villanueva le ayudaba a blanquear el dinero de drogas y armas. Años más tarde se demostró. Verlos allí, en público, me hizo entender que continuamente los crímenes suceden a plena luz del día frente a nuestra mirada. Ese día pensé que nacemos en un territorio, en una familia específica, con una educación y un temperamento determinado, que todo ello es parte esencial de la forma en que aprendemos a fijar nuestra mirada en el mundo y, por tanto, nuestra forma de entender y narrar lo mirado; somos el contexto y el contexto es nosotras. Todo lo demás son herramientas adquiridas con esfuerzo, estudio con una pizca de talento e inspiración. Entendí que para una buena periodista todo importa, mirar siempre a mi alrededor me ha ayudado a escribir las mejores investigaciones e incluso a salvar mi propia vida.


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