Carme Chaparro, periodista y escritoria española. (Foto de Juan Carlos Vásquez).
Fátima Siguenza, Diario de Sevilla. Carme Chaparro (Barcelona, 1973) es un periodista con una amplia y consolidada carrera como presentadora y editora en informativos y programas de televisión. Durante 25 años estuvo al frente de las principales ediciones informativas del grupo Mediaset. En 2018 recibió el reconocimiento a su trayectoria del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial. Acaba de publica el thriller Delito (Espasa).
-Tras la trilogía protagonizada por Ana Arén publica Delito. ¿Por qué thriller?
-Creo que tiene que ver con mi profesión. Los periodistas contamos la realidad y ésta tiene mucho de thriller, y la política tiene mucho de thriller, aunque no lo parezca. Era la salida natural.
-¿Le da vértigo que hablen de usted como una de las voces más potentes de la narrativa negra actual?
-Me da mucho vértigo porque, además, yo he leído toda la vida, soy el lectora voraz. Yo idealizaba a los escritores. Ahora es estar al otro lado y ver que hay gente que te idealiza porque has escrito un libro que les ha encantado, entretenido o les ha hecho olvidar un mal momento es mágico. El miedo que tengo con Delito es a defraudarles.
-La novela arranca con un aparente suicidio colectivo. ¿Sigue siendo éste un tema tabú en nuestra sociedad?
-Cuando yo empecé a trabajar, los suicidios no se contaban porque existía la sensación de que podías animar a otras personas a suicidarse. Con el tiempo hemos visto que eso no es así. Hay 11 personas cada día en España que deciden que están sufriendo demasiado para seguir viviendo y eso es algo que como sociedad no nos podemos permitir. Tenemos que dotar de recursos a la sanidad pública, al sistema, y ayudar a esas personas.
-Otro tema que aborda es el de las agresiones sexuales. Estamos viviendo un aumento de las cometidas en grupo. ¿Qué falla?
-Creo que tenemos una falta muy importante de educación afectivo-sexual en los niños. Son niños que se educan en el sexo a través del porno, incluso antes de conocer su propio cuerpo. ¿Y qué pasa? Que su umbral de excitación es muy alto. Los médicos te dicen que tienen chicos muy jóvenes pidiendo viagra. No estoy diciendo que el porno sea malo, pero si tú le das eso a un menor desde el principio estás creando personas enfermas y acomplejadas. Tenemos que educar en el sexo, que en las escuelas se les hable con absoluta naturalidad porque si se crea un tema tabú y lo ocultamos como si fuera malo se van a educar en el porno.
-También estamos en plena polémica por la ley del sólo sí es sí. ¿Qué le parece la forma en que se está gestionando?
-No es que no me quiera meter en el charco, pero no sé de leyes y ésta es muy complicada. Es una ley que quería mejorar algo fundamental, y es que el que no te niegues a tener sexo no quiere decir que no sea una violación. El problema es que algo ha fallado en su redacción que ha hecho que salgan centenares de agresores sexuales a la calle. Eso hay que arreglarlo.
-¿Hay más polarización en la política?
-Sí, es horroroso. La política se ha convertido en un teatro. Siempre lo ha sido, pero ahora no valen los argumentos, valen las emociones. Si tú tienes a un grupo de votantes secuestrados emocionalmente les puedes colar lo que quieras. ¿Cómo? Apuntando a sus reacciones más primarias, más básicas, aunque lo que digas sea mentira. Y a eso está ayudando una parte del periodismo, que es el periodismo de trincheras, o de los opinadores de trinchera. Todos tenemos nuestra ideología, pero el periodismo debe contar la verdad y tratar de explicarle al mundo lo que pasa desde la honestidad de nuestra profesión. Los políticos se han dado cuenta de que con la emoción pueden colar las mentiras. Y a partir de ahí ganar votos, poder y dinero.
-¿Periodista o escritora?
-¿No puedo pedirme las dos? (Risas) Bueno, te diría contadora de historias. Yo cuento historias reales. Cuando escribes una noticia, la cuentas como una historia con datos reales. Al final usas las mismas armas.
-¿Informativos o investigación?
-Hay compañeros que hacen investigación de manera maravillosa. Yo sé hacer información, contar la realidad, relacionar y contextualizar, hacer un relato que fluya a lo largo del informativo. Dejo la investigación a quienes saben.
-¿Ha perdido calidad el periodismo con la lucha por el click?
-Es que estamos llamando periodismo a cosas que no son periodismo. Y hay medios que no son de comunicación tradicionales como los entendemos, son páginas que buscan el click. Yo diría que el periodismo ha perdido con la inmediatez, que te puede llevar a cometer errores. El periodismo es caro, el buen periodismo es caro, y hay que invertir. Pero es más necesario que nunca entre tanto ruido.
-Con las redes sociales, ¿estamos inmersos en una "espiral" de sobreinformación y desinformación?
-Es todo a la vez. Hay demasiada información y, por lo tanto, te quedas con el titular y no entiendes la noticia, hay demasiadas mentiras o noticias falsas interesadas incluso para ganar elecciones, y hay demasiado clickbait. Por eso el periodismo es más necesario que nunca, el periodismo honesto. Ante todo el aluvión, tiene que haber gente especializada que sepa distinguir la verdad de la mentira, que tenga herramientas y fuentes para entender y contextualizar la actualidad. Los periodistas no podemos perder eso, somos muy necesarios para la sociedad.
-¿Cuál es la noticia que más le ha gustado dar?
-Las que tienen que ver con avances en salud. He vivido la época en que no había redes sociales, móviles ni internet. En la tele, la centralita se colapsaba cada vez que dábamos un tema de salud por la gente que llamaba pidiendo información. Dar una buena noticia de salud significa que hay gente que se va a salvar, que va a vivir mejor y que invertimos en ciencia.
-Si volviese atrás, ¿volvería a ser periodista o tiene alguna vocación frustrada?
-¡Astronauta! (Risas) Yo soy muy contadora de historias, me encanta leer y fue el camino natural. Y tuve muy buenos profesores de Lengua y Literatura que me entusiasmaban. Si hubiera tenido un buen profe de Física... Ahora me encanta.
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