Gerardo Tecé, Ctxt. Este 2022 me he propuesto beber más. Un amigo
periodista me dio el toque el otro día durante una cena, tras mi tercera Fanta:
la gente va a pensar que eres alcohólico, balbuceó. Me excusé explicándole mis
horarios y responsabilidades cuando suena el despertador, pero no lo convencí.
Además de insistir en su teoría de que, si no bebes, es que algo oscuro
ocultas, empezó a desarrollar otra teoría según la cual el periodismo está en
peligro por culpa de gente como yo. Este oficio debe ser noctámbulo y borracho
porque las mejores historias salen de las barras de bar a las tres de la
mañana, me dijo antes de irse al baño a mear otra vez más y ver en el espejo a
Truman Capote. Aunque al día siguiente, por teléfono, su crónica de la cena
tenía serias lagunas, siempre hay que tomarse en serio los consejos de los
amigos. No estaría de más que algunos enamorados del modelo americano tomasen
nota. Porque el ‘fact checking’ está muy bien, pero es incompatible con meter a
Eduardo Inda en las casas cada sábado.
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