A. Pérez Meca-Europa Press-Archivo.
Rosa María Artal, elDiario.es. Vuelven a sonar graznidos de guerra, la
pandemia sigue ocasionando más de 100 muertos diarios y se acentúan las
amenazas de involución. No hay más que ver -en este último punto- que este fin
de semana España (Madrid) acoge una cumbre de la ultraderecha europea
organizada por Vox con los dirigentes más radicales de los neofascismos. Varias
crisis juntas actúan a la manera de un catalizador. En situaciones extremas es
cuando con más claridad muestra cada cual lo que es. Su auténtico trabajo y su
calidad humana. Dañar a la sociedad por intereses personales o de grupo de
influencia no es hacer política. Servir informaciones falsas o desentenderse de
la verdad desde los medios, no es ser periodista, aunque cuelguen los títulos
hasta de las lámparas del techo. Cada daño cuyo origen se ignora, cada puerta
que se abre sin que se vea, hace más vulnerables como sociedad frente a las
arbitrariedades del sistema deshumanizado, de matonismos varios, tan desigual
hasta en el acceso a la información veraz.
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