Pepa Málaga, The New Barcelona. Va a ser una entrevista agria, le anuncié. Normal, recién terminadas las Noticias de mi vida de Carmen Rigalt, un libro de “recuerdos sueltos y deliberadamente alborotados” que a ella le dio por escribir en el silencio de la pandemia, convaleciente de un ataque al corazón: “Me habían echado del periódico (El Mundo, que después de 30 años la facturó de un plumazo o un encuentro de 30 segundos con su actual director, en plena depresión post infarto la columnista), y debía un libro desde hacía 15 años a la editorial (Planeta)”. No se le ocurrió nada mejor que hacer a la Rigalt, gran señora de la crónica mundana y de cualquier crónica, y también de la entrevista (también y mal que le pese, porque reniega del género y lo considera imposible: ¿será traidora?); a quien se reconoce por su verbo mordaz, el tacto punzante de sus adjetivos, su puntería al hablar y la elocuencia de sus silencios.
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