Rodrigo García, hijo de Gabo.
El Universo. Gabriel García
Márquez lamentaba que su muerte era la única faceta de su vida sobre la que no
podía escribir. Así que su hijo, Rodrigo García, ha abordado siete años después
en la novela Gabo y Mercedes: Una despedida esos últimos días en el que Gabo,
sumido en la demencia, ya no era Gabo. El día que murió en la casa de Ciudad de
México donde se encontraba toda la familia apareció un pájaro muerto en el
sofá, justo en el sitio donde el escritor colombiano solía sentarse. El día que
Úrsula, uno de sus personajes estrella de Cien años de soledad murió, también
un Jueves Santo, unas aves desorientadas se estrellaron contra las paredes de
la casa de Macondo y cayeron muertas. El paralelismo era evidente y Rodrigo
García “se moría de ganas de contarlo”.
***
No hay comentarios:
Publicar un comentario