Roberto Navarro, periodista y empresario argentino.
Por Rubén
Lasagno. Desde que tengo uso de razón y mucho más desde que ejerzo la
profesión, sostengo que el periodismo que no se plantea como libre de
ideologías y anclas económicas o que directamente transmite lo que genera un
partido político (de cualquier extracción) y está comprometido con una línea
ideológica, política o partidaria, no hace periodismo, hace propaganda
política-partidaria. Cualquier periodista/medio que vive condicionado
por la pauta, está casi en la misma línea, construyendo asimismo su falta de
libertad e independencia por acción u omisión y si a eso le agregamos que por
algún “miedo” a perder privilegios o fondos que riegan su bolsillo, el
periodista limita su acción ocultándose tras la cortina traslúcida del
anonimato, no firmando lo que escribe, en definitiva, no dando la cara, la
profesión no está plenamente representada, solo un sinnúmero de intereses
afloran tras esa cobarde metodología de tirar la piedra y esconder la mano, por
razones absolutamente egoístas y aún más cobardes son aquellos quienes para
justificarse, acuden a “miedos”, “amenazas” o “persecuciones”, que no son
físicas, son miedos y amenaza de perder privilegios o plata; pero eso no lo
dicen y confunden con la victimización de un trabajo como cualquier otro, pero
el cual, para ser genuino, debe ser contrapoder.
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