Cuaderno 8. “Hoy en día el periodismo continúa tal y como nació, mezclando publicidad y escándalo, asesinato y mercancía, chismes y rumores con la aguda y dolorosa verdad. Sigue igual que al principio”, señalaba hace unas semanas el periodista, historiador y expolítico liberal Michael Ignatieff al recoger el premio de periodismo Francisco Cerecedo. Y probablemente sea así y que, en su mayor parte, los riesgos que acechan al periodismo bien hecho continúan hoy siendo los mismos que lo han acompañado desde sus comienzos. Pero también es cierto que en estos tiempos de redes han aparecido otros nuevos riesgos, trampas o atajos, que erosionan la confianza en el periodismo y en sus profesionales. Han cambiado la inmediatez en el acceso a la información, la facilidad y capacidad de contrastarla con múltiples referentes y, sobre todo, el de rol de las audiencias, que se han transformado en receptores activos, que comentan y critican lo que oyen y leen y que consultan y se informan en múltiples fuentes.
Los riesgos del periodismo en tiempos de redes
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