Connectas- Sin miramientos por la emergencia, un importante número
de servidores públicos que tenían la responsabilidad de mitigar el virus
encontró en la pandemia una oportunidad de enriquecimiento. Los casos que han
transcendido son el síntoma de un mal mayor. Compras de alimentos subsidiados a
precios de restaurantes de lujo, ventiladores inservibles y reventa de
medicamentos donados, son algunas de las fechorías en las que están
involucrados aquellos que deberían velar por el bienestar de la población.
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