Héctor Abad. Cuando esto pase -y va a pasar pues hasta las
pestes medievales terminaron algún día- no vamos a ser los mismos. Tal vez
seamos peores, o mejores, pero no iguales. En este momento no sabemos siquiera
si tenemos menos miedo del que deberíamos tener o si más bien los peores
efectos de esta epidemia se deben más al pánico que al mismo coronavirus. No
importa: bien sea por el virus o por el pánico, es decir por el hecho de que la
información y el miedo se contagian tan rápido como las enfermedades, el
resultado es lo que estamos viviendo: enfermos, muertos, encierro,
incertidumbre, desconcierto, pérdidas económicas incalculables.
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The New York Times. La biología está acelerando la digitalización
del mundo. El coronavirus está multiplicando exponencialmente nuestra
dependencia de los dispositivos y de las grandes empresas tecnológicas (de
Google a Netflix). La revolución está siendo completada por una pandemia.
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Karen Cota. ¿Por qué en México no se considera
heroico el trabajo de un periodista? Es básico entender que, en tiempos de
crisis, la información que surge es incontable y es imprescindible contar con
el reporteo en calle y la verificación de datos. Las noticias que nos llegan a
casa durante el encierro, sería imposible sin los miles de periodistas que
están arriesgando su vida para que tú puedas informarte.
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