La historia de María Cristina Cobo Mahecha, enfermera que
llegó al Guaviare por azar y se quedó por convicción, muestra la absurda
paranoia de la violencia; pero también el afecto y la voluntad de una población
victimizada, la tenacidad de una madre, y los incipientes caminos de la
reparación simbólica en un país que trata de dejar atrás la guerra.
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