España, 1960. No olvida el día en que cubrió un partido de
fútbol. Apenas apareció en la cancha, escuchó a los espectadores gritar: “¡Ve a
fregar platos!”, “¿Buscas novio, guapa?”. Se dirigió a la portería, donde se
instaló para tener una visión completa del campo. Enseguida, el árbitro se
acercó y le preguntó: “¿Qué hace usted aquí?”.
Ella, acomodándose la cámara, le respondió: “Vine para hacer las fotos”.
Su interlocutor procedió a corregirla: “No, no. Esa es tarea de los
fotógrafos”. En ese momento, sacó su
credencial. Le señaló su nombre y le pidió que leyera: “Joana Biarnés”, repitió
el hombre en voz baja. “Así, es. Estoy autorizada, confirmó Biarnés”.
Esta es una de las anécdotas que Joana cuenta en el
documental ‘Una entre todos’, que evidencia las dificultades que enfrentó al
ser la primera mujer periodista en dedicarse a la fotografía profesional en
España. Estar inmersa en un oficio, que heredó de su padre, y que era dominado
por hombres, la sometió a pruebas muy duras. Su valentía, entereza, compromiso
y humanidad la llevaron a destacarse. Retrató a personalidades como Salvador
Dalí, Buñuel, Orson Welles, Clint Eastwood, Roman Polanski y The Beatles.
No fueron las dificultades que atravesó como mujer las que
la llevaron a separarse del periodismo, sino la visión comercial que se
manejaba en los medios. Una de sus propuestas, que contaba la historia de un
hombre que se curó del cáncer y quería formar grupos de apoyo para personas en
la misma situación, fue rechazada y reemplazada por un tema de moda. Fue ahí cuando decidió vender sus cámaras y
abrir un restaurante. Biarnés no solo cuestiona la frivolidad, los montajes y
las mentiras en el oficio, sino el valor que va perdiendo la fotografía
(recurso poderosísimo) al ser una herramienta, entre muchas otras más.
Roque Rivas Zambrano
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