María Josefina Barajas. La pregunta: ¿qué diferencia existe entre una crónica y un cuento? suele ser una de las interrogantes más comunes y reiteradas entre las varias que motivan los textos de crónicas, en especial, cuando deseamos establecer alguna definición materialmente concreta entre esos y otros textos, al menos, desde el punto de vista literario. La necesidad de procurar alguna distinción entre las crónicas y las demás especies históricas, pongamos por caso los anales; o entre ellas y alguna de las formas genéricas de los discursos de las ciencias sociales, por ejemplo la reseña literaria; o entre ellas y los otros géneros periodísticos, como la noticia, no son frecuentes. No de la misma manera que se hace visible ese requerimiento, ese impulso un tanto irresistible, en el campo de los estudios literarios. Sin ánimo de ser exhaustiva ni en definitiva concluyente, en este artículo intento dar respuesta a esa pregunta inicial que pide distinguir la crónica del cuento. Hablaré entonces sobre sus posibles vínculos, y acerca de las distinciones formales que parecen existir entre uno y otro tipo de enunciado. Esas semejanzas y diferencias me permitirán exponer y reflexionar sobre la singularidad del (tiempo) "presente" en un conjunto de crónicas periodístico-literarias venezolanas de las últimas décadas del siglo XX.
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