Con el permiso presunto de La Nación, transcribo esta excelente entrevista que Adriana Amado a David Jiménez que se publica en la sección Ideas del diario.
Papers. Las tensiones entre medios, empresa y política son teorizadas por académicos que nunca las vivieron, asumidas por quienes deben enfrentarlas como condición de supervivencia de esos mismos medios y padecidas por los periodistas, los eslabones más débiles de la cadena de la información. Pero pocas veces, alguien que las vivió recrea los detalles de esas tensiones en una crónica que desvela el entramado entre prensa y poder. Para escribir El director: secretos e intrigas de la prensa narrados por el exdirector de El Mundo, David Jiménez se valió de la cláusula de conciencia, con rango constitucional en España desde 1978, que ampara el derecho de los periodistas a rechazar procedimientos no éticos. El libro, paradójicamente, está lleno de los dilemas éticos cotidianos que involucran la supervivencia de ese diario y las fuentes de trabajo, lo voluble de la credibilidad periodística o los límites de una profesión supuestamente poderosa, pero que se revela frágil cuando se conoce la historia de cada periodista, incluida la de quien alcanza el máximo escalafón, como fue el caso de Jiménez.
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