viernes, 3 de febrero de 2023

El periodismo que entretiene

Ignacio Vera de Rada, docente boliviano.

Página Siete. El sensacionalismo y las fake news no son fenómenos nuevos. Existen desde hace siglos. Por ejemplo, se tiene evidencias de que las noticias falsas y la chismografía en torno a la reina María Antonieta ya invadían los tinteros y papeles durante los tiempos de la Revolución francesa. Es que la curiosidad por lo turbio, la afición al morbo y las intrigas de la vida privada del otro han estado casi siempre presentes no solo en el boca a boca de las personas, sino también en el material impreso. Lo que sí cambió a través del tiempo fueron los conceptos de cultura, el acceso al conocimiento y la educación y las formas de hacer política, elementos que no podían no haber afectado a la labor periodística e informativa. Y haciendo las sumas y las restas, el cambio de todas estas esferas afectó mucho más negativa que positivamente al periodismo: lo trasladó del ámbito serio en el que generalmente estaba, al del entretenimiento y la diversión. El fenómeno en la actualidad, si bien planetario, afecta mucho más al periodismo de las sociedades cuyos países son del tercer mundo, y más todavía a aquel en cuya cultura política penetró el populismo.


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