Roberto H. Iglesias, Seul. En los días siguientes al ataque contra Cristina Kirchner, la agencia de noticias oficial Télam publicó una columna titulada Cristina Re-Ungida, donde se decían cosas como éstas: “Cristina no es cualquier nombre, significa ungida, o sea, discípula de Cristo, que está marcada con el óleo Santo”, “Dios y la Virgen la salvaron de la muerte”, “Los opositores braman contra su creencia como vienen atacando la misa de la paz y la fraternidad en la Basílica de Luján”. Poco antes, la agencia, financiada por todos los argentinos, había publicado una increíble y amenazante ilustración de un micrófono convertido en una pistola, sugiriendo -en línea con la versión oficial- que los medios y el periodismo, es decir, la libertad de expresión, habían sido los autores intelectuales del ataque en su contra.
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