domingo, 17 de abril de 2022

Informar pese al exilio: la lucha por la libertad del periodismo nicaragüense

El presidente nicaragüense Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, saludando a la presidenta de Taiwán en 2017. 

Por Sol Acuña a través de CTXT, Pressenza. Cada despertar en esta España de terrazas al sol, los kioscos de prensa apilan diarios en los que sagas de periodistas casi rockstars firman sus crónicas y columnas. La idiosincrasia ibérica tiene a toda hora en cada bar un noticiero o una tertulia de periodistas debatiendo alterados, atacándose con datos y hablando unos sobre los otros. Así, el retrato de una democracia funcional es un ciudadano con su café, el diario de su preferencia y una buena portada con la foto de un político dentro del Congreso. Esto también fue algún día la imagen de Nicaragua, pese a su histórica inestabilidad política. Cuatro años después de las protestas de 2018, todo empeoró. Ahora es nuevamente tiempo de dictadura, y los periodistas no oficialistas solo pueden tomar una de estas dos opciones: píldora roja para el exilio o píldora azul para la cárcel.


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