Latamjournalismreview. Ángel Gahona estaba transmitiendo un enfrentamiento entre
la policía antidisturbios y manifestantes a través de Facebook Live en Bluefields,
Nicaragua, cuando recibió un disparo que le arrebató la vida. Apenas cuatro
días antes, el 18 de abril de 2018, habían estallado protestas en todo el país
centroamericano contra las reformas al sistema de pensiones propuestas por el
régimen del presidente Daniel Ortega. El caso de Gahona pudo haber sido único porque su
asesinato fue transmitido en vivo. Sin embargo, él es solamente uno de los
muchos periodistas que se convierten en víctimas al cubrir protestas en las
calles a lo largo de América Latina en años recientes. El repunte de las
protestas públicas que en ocasiones se tornan violentas requiere garantías del
Estado, pero también preparación de los periodistas latinoamericanos que se
encuentran a sí mismos en medio de los enfrentamientos. Ya sea cubriendo una
protesta por la corrupción en la política, el aumento de las tarifas de
transporte o la tala ilegal, prepararse para este tipo de asignaciones puede
implicar no solo investigar sobre la gente y los problemas involucrados, sino
también cómo protegerse a sí mismo de potencial violencia.
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