Por Lesly Véliz, elperiodico.com.gt. Han pasado ya 20 años desde aquel primer
día en el que pisé una sala de redacción. Quienes me rodeaban en ese momento me
recuerdan siempre como una aprendiz que llevaba una mochila al hombro y una
libreta de notas que cuidaba celosamente. Me correspondió iniciar en la jornada
vespertina, y como les ocurre a casi todos los practicantes, las primeras horas
fueron solamente para observar. Veía el movimiento de los reporteros, los gestos
de los editores y a los fotógrafos que se sumergían en los negativos sobre una
mesa iluminada. Supe en ese instante que estaba cumpliendo un sueño y que,
definitivamente, había escogido la profesión correcta.
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